Todas los personajes pertenecen a su auténtico autor. Con la tecnología de Blogger.

Recuperando la inocencia "Celebrando buenas noticias" (CAPÍTULO 7)

lunes, 23 de septiembre de 2013


Abro los ojos. Estoy en la cama de mi habitación. ¿Cuándo habré llegado aquí? Marc está a mi lado en la cama.

- ¿Estás bien? – pregunta al verme despierto. Está tumbado en la cama junto a mí. Me acaricia el pelo con su mano.

- Estoy bien - digo avergonzado - Lo siento, Marc. Menudo espectáculo he hecho en el restaurante. ¿qué habrá dicho la gente al vernos?

- No me importa lo que diga o haga la gente, Alex. Para mí lo importante es que tú estés bien. ¿Quieres comer?

- No. Estoy bien. ¿Qué hora es?

Marc dirige la vista hacía le mesita de noche y coge el reloj. Son las 19:15h. Me enseña el reloj.

- ¡¡¡Vaya!!! ¿He dormido tanto? ¿Y tú qué has hecho Marc? No me digas que te has quedado un día entero en la cama por mi culpa. – Marc sonríe:

- Duermes como un bebé. Nada es más interesante que mirar como duermes - dice divertido.

- No digas eso - yo le lanzo una almohada que tengo cerca. 

Marc la coge y me lanza otra más grande. Al mismo tiempo yo salto de la cama y me muevo divertido por la habitación para que no acierte. Cojo un osito de peluche y se lo lanzo. Marc lo atrapa en el aire. Intenta lanzarlo pero yo no paro de moverme de un sitio a otro en la habitación sin poder parar de reír. Marc salta de la cama decidido por pillarme y yo salgo de la habitación corriendo por el pasillo, llego hasta el salón y me quedo delante del sofá y Marc me coge enseguida. Yo no puedo parar de reír mientras me hace cosquillas.

- ¿Pensabas que tenías escapatoria, ehhh? – pregunta Marc sin parar de hacerme cosquillas.

- Marc, no puedo más... por favor... Me rindo... - le digo entre las risas. 

Marc para enseguida y los nos quedamos tumbados en el sofá escuchando nuestras respiraciones agitadas.

- ¿Sabes? – dice Marc sonriendo - si te digo lo que hay para comer seguramente aceptarás.

- ¿Qué hay? - pregunto curioso.

- Hmmm... Vamos a ver... Lleva fresas, helado, chocolate... ¿quieres más pistas? – pregunta Marc divertido.

- No será el mismo postre que comí anoche ¿verdad? - pregunto yo todo entusiasmado.

- Pues sí. Ese mismo - Marc me guiña el ojo. 

Yo salto rápidamente del sofá y me dirijo al frigorífico de la cocina. ¡¡Vaya!! Allí hay un postre delicioso todo para mí. Me coloco a la mesa y empiezo a comer. Marc entra en la cocina, coge una taza con té y se sienta en la silla en frente de mí. Me mira mientras estoy comiendo.

- Así es como me gustaría verte siempre, Alex. Daría lo que fuera para que esa sonrisa no se te borre nunca.

Yo no le contesto. Mi plato es demasiado interesante. Este postre será uno de mis favoritos. Y tengo la suerte de probarlo por segunda vez. El teléfono de Marc suena. Marc se levanta de la silla y va a por el teléfono para contestar. Se queda en el salón hablando. Seguramente es un cliente suyo que quiere verlo esta noche. Yo termino de comer y entro en el salón. Marc cuelga el teléfono.

- ¿Tienes que ir a ver a alguien esta noche?

- No. - dice Marc - Le he dicho que no puedo. Quiero quedarme en casa esta noche.

- Marc, estoy bien. No hace falta que estés conmigo. Te puedes ir si quieres.

- No. Había pensado en ver unas películas esta noche. ¿Qué te parece? ¿Quieres verlas conmigo?

- Vale - asiento. – Tu pon la películas. Yo voy a preparar las palomitas. - corro directamente a la cocina.

- Pero yo no como palomitas. Y a ti te va a dar dolor de barriga si sigues comiendo así – oigo la voz de Marc desde el salón. Pero yo no le hago caso 

¿Quién puede ver películas sin palomitas?. No es lo mismo sin palomitas. Así que coloco en el microondas una bolsa y al rato entro en el salón con un bol grande lleno de palomitas. Marc me espera en el sofá con una mirada de advertencia:

- Espero que no comas muchas. Ya sabes lo que pasó la última vez. - Yo no le contesto. 

Me siento en el sofá al lado de él y empezamos a mirar la película que Marc había elegido. A Marc siempre le encantan las películas con luchas. Sobretodo si hay lucha de artes marciales, samuráis y cosas parecidas. A mí no me gustan. Prefiero las comedias y las románticas. Esta noche ha elegido una con samuráis. Yo me quedo mirando un rato y luego noto que empiezo a temblar. Debe de ser que la puerta de la terraza se quedó abierta. Me levanto del sofá y la cierro. Al volver al sofá no paro de temblar.

- ¿Tienes frio? - pregunta Marc. – Ven - se estira en el sofá y me señala el sitio para que me quede junto a él. 

Yo me tumbo a su lado y me abraza, frotando mis brazos con movimientos circulares para que entre en calor. De repente, para de frotar mis brazos dirigiéndome una mirada intensa. Los ojos de Marc son tan cálidos. Estamos los dos tumbados en el sofá mirándonos. Siento como entro en calor rápidamente. Oigo la respiración de Marc cada vez más agitada. Me abraza fuerte y hunde su cabeza en mi hombro. El olor de Marc me encanta. Siento como su corazón late rápidamente. Noto sus labios rozando suavemente mi cuello.

- Alex, yo te... - Marc intenta decir algo y al rato se escucha abriéndose la puerta de la entrada. 

Tommy y Ryan acaban de llegar. Sus voces se escuchan en el pasillo y entran los dos en el salón. Yo me levanto del sofá.

- ¡¡Hola!! – dice Tommy - ¿Interrumpimos algo? - dirige su mirada hacía Marc. 

Marc no dice nada. Se queda sentado sobre el sofá.

- ¡¡Hola!! - Digo yo - Vaya Ryan, hace tiempo que no te vemos por aquí.

Ryan trabaja como barman en una discoteca de lujo que se encuentra en una buena zona de San Francisco. Por la mañana, prefiere quedarse en la casa de su hermano mayor, ya que está más cerca de su lugar de trabajo. Así que muchas veces ni le vemos aparecer por el piso.

- Pues por una vez que vengo... sí que llego en buen momento. - dice mirando la cara de Marc - ¿Qué tal si salimos un rato, Tommy?

- No. Está bien - dice Marc levantándose del sofá. – estábamos mirando una película. - dice mostrando con la cabeza hacía la tele.

- Ya... - dice Ryan que se sienta en uno de los sillones del salón. 

Tommy va corriendo hacía la cocina y al rato vuelve con una botella de champan y 4 copas. Sonríe hacía nosotros como para que adivinemos algo.

- ¿Qué celebramos? - pregunta Marc.

- Bueno… ¿Aparte de que tu hayas conseguido hoy ese puesto de trabajo Marc? - dice Tommy divertido. 

¡¡¡Vaya!!! A mi Marc no me comentó nada de eso. Pero claro yo no paro de hacer que se preocupe por mí.

- ¡¡Felicidades Marc!! - digo yo con entusiasmo. 

Marc todavía está serio. Su expresión no ha cambiado desde que los chicos entraron en el piso.

- Gracias. Aunque no es gran cosa. Son pocas clases. El sueldo es una miseria, pero por lo menos disfruto de lo que hago - dice Marc encogiéndose de hombros.

- Pero aparte de eso hay otras razones más. Os explico chicos - dice Tommy colocando los vasos sobre la mesa - resulta que el dueño de la discoteca donde trabaja Ryan, abre el sábado otra discoteca aquí en San Francisco. Esta que abrirá, dicen que será una de las más grandes y lujosas discotecas del estado. De hecho, a Ryan le han dado ya un puesto allí. Y parece ser que no entra cualquiera, sino que la mayoría de los famosos y gente rica vendrán con invitaciones. Es decir, que no es para gente normal que digamos. ¿Y adivinan qué? Ryan ha conseguido encontrarme también un trabajo justo en la discoteca donde él trabajaba antes. ¿No es maravilloso? Y además, la mejor parte está aquí. – saca de su bolsillo unos tickets - Son las invitaciones para la apertura de la discoteca que tendrá lugar este sábado. Y es el sitio donde vendrán todos los famosos. Ryan ha conseguido 5 invitaciones. A él no lo contamos porque va a trabajar esa noche. Estaba pensando en invitar a Evan y a Michael además de vosotros dos. ¿Qué me decís, chicos? 

- Siii - contesto yo entusiasmado - claro que iremos. ¿No es así, Marc? - me giro para mirarle y al verme tan feliz Marc en seguida asienta. – ¡¡¡Yuppi!!! ¡¡¡Qué bien!!! – yo empiezo a bailar en el salón dando saltos de alegría. Tommy abre la botella de champan.

- Mirale, y luego se enfada si le dices que es un niño - dice Ryan divertido. 

Tommy nos sirve a cada uno la copa de champan. Ryan y Marc se ponen a dialogar sobre lo que ven en la película, ya que, aunque no la miramos realmente, de vez en cuando observan algo interesante y lo comentan. Ryan tiene la misma afición que Marc: tiene un cuerpazo muy bien trabajado y va al gimnasio regularmente, también le encantan las artes marciales y no es de extrañar que él y Marc enseguida se hicieron amigos en cuanto se conocieron, así que es por eso que comparten piso. 

Ryan se dedicaba antes a la prostitución, hasta que dio con un buen cliente que le ofreció un puesto en esa discoteca de lujo. Ahora gana suficiente dinero como para dejarlo. Ahora que lo pienso, últimamente no habla nada sobre tener clientes. Yo bebo en seguida mi copa de champan. Debe de ser por las palomitas que estaban un poco saladas y ahora tengo sed. Le entrego a Tommy la copa en señal de que me sirva más.

- Ya vale, Alex - dice Marc - una copa es suficiente. Si tienes sed ve a por un vaso de agua. Ryan empieza a reír:

- Así que no ha cambiado nada desde que no paso por aquí. Sigues haciendo de mama gallina, Marc.

- Toma – dice Tommy entregándome una coca cola - he traído refrescos también.

- Gracias - sonrío y abro el refresco enseguida.

- Ryan ¿por qué no nos cuentas un poco sobre cómo es la discoteca que abren? - pregunta Tommy - Has estado hoy allí para las preparaciones. Cuentános algo... ¿Cómo es?

- ¿Qué más da que te lo cuente, Tommy? - dice Ryan sorbiendo de su vaso de champan - total, la vas a ver el sábado. 

Tommy frunce el ceño:

- Vamos Ryan, unos pequeños detalles nada más. Dicen que es la más grande y lujosa del estado. Tiene que ser algo impresionante. ¿Verdad? - pregunta Tommy sentándose sobre las piernas de Ryan.

- Sé que el dueño acaba de abrir el mes pasado otro pub de lujo en Nueva York – dice Marc - Un amigo mío trabaja allí y dice que es muy grande.

- Bueno... es de esperar para un hombre como Damian Anderson – dice Ryan. - Él únicamente trata con cosas lujosas. Es muy apreciado y respetado entre toda la gente de clase alta.

- ¿Lo has visto alguna vez? - pregunta Tommy.

- Dos veces - contesta Ryan.

- ¿Sólo dos veces? - pregunta Tommy - pero si ese hombre no pasa por allí, no trabajará mucho y aun así tiene la suerte de que le vaya bien el negocio.

- En realidad es al contrario - dice Ryan - el hombre tiene tantos negocios, que yo no sé cómo saca el tiempo para respirar. Tiene tantos hoteles, discotecas, pubs, restaurantes y quién sabe qué otras cosas más, ya que nadie sabe el número de todo eso... Todo de lujo. No hace cosas para la gente normal. Y es algo que hace adicional... Es decir, su verdadero negocio es en el mundo petróleo. Me han dicho que tiene importantes empresas en Arabia Saudí. Y aquí en los Estados Unidos tiene empresas que hacen negocios a gran escala. Ese hombre sí que sabe hacer negocios.

- ¿Qué edad tiene? - continua preguntando Tommy.

- 35 años - contesta Ryan. – Es impresionante que con la edad que tiene, ha sabido construir un imperio. Y la gente me cuenta que es muy duro. Casi nunca le ven sonreír. No le gusta que le lleven la contraria. Las malas lenguas hablan de que está metido también en la mafia, ya que últimamente se le ha visto con gente importante de la mafia japonesa y la italiana. Algunos dicen que se ha casado por interés en hacer una gran fusión de empresas en el mundo asiático.

- Con todo lo que hace ¿Tiene tiempo para tener una familia también? – pregunta Tommy mientras se levanta para volver a llenar las copas con champán.

- Yo no sé mucho sobre su familia - contesta Ryan - lo que sé, es que su esposa es la hija de un gran magnate de Nueva York que le ayudó a fusionar esas empresas en Asia. Pero todo el mundo sabe que no le es muy fiel por decirlo así.

- Y ¿Cómo es eso? - contesta Tommy muy curioso entregando las copas de champán.

- Bueno... en cada discoteca o pub que tiene, todo el mundo que acostumbra ir allí, sabe que su costumbre es de meterse en su oficina y enviar algún guardaespaldas para que le traiga a un chico de entre la multitud. No sé si elige él mismo mirando las cámaras de seguridad o si su mismo guardaespaldas es el que elige sabiendo sus preferencias, pero según sé, es que los chicos van muy contentos, casi nunca rechazan la oferta y aparte dicen que paga mucho dinero.

- ¡¡Vaya!! - dice alucinado Tommy - ¿y qué preferencias suele tener?

- Tommy, ya sé que tú por naturaleza eres tan curioso como un gato. Te contesto a esto y dejas de preguntar, porque si no, tú no acabas nunca - dice Ryan sorbiendo de su copa de champán – Todos saben que Damian es activo. Siempre busca chicos guapos y finos. Ahora dejame charlar un rato con Marc. Que hace mucho que no hablamos.

- En este caso iré a darme una ducha - dice Tommy dirigiéndose hacia su habitación. 

Marc y Ryan empiezan a dialogar sobre sus temas favoritos: el deporte que practican y deciden poner otra película sobre el mismo tema. Yo me despido con un “Buenas noches” y decido leer un poco mientras me entra el sueño.


Los derechos de la obra pertenecen exclusivamente a Anna M.

Solo la noche me ayudará a escapar. (CAPÍTULO 7)

domingo, 8 de septiembre de 2013

-          ¡Lo siento señor Usami, intenté en hacerle entrar en razón! –gritó Sam, notablemente nervioso. Le había ocasionado problemas, era una puta molestia. Simplemente eso, una molestia.

-          Tú y yo ya hablaremos, perro de mierda. Y tú Misaki, te vas a enterar –dijo frío. Muy frío. 

El hielo recorrió mi cuerpo, ¿qué iba a ser de mí? Me había pillado, me mataría, después me echaría a las aguas…total, ¿quién se acordaría de mí? Nadie, no tenía a nadie. Ninguna persona intentaría localizarme, de hecho ya llevaba tiempo en la isla y no había ninguna noticia de mi desaparición.

No me di cuenta, fue en una décima de segundo. Usami y yo volvimos a la casa. Lo cerró todo, de cal a canto no dejando nada, ninguna oportunidad de escapar. Sam se quedó en la bahía, espero que estuviese bien, no quería meterlo en problemas por mi culpa.

-          ¿Por qué? –preguntó tajante, cruzándose de brazos sentado en el sofá. Sin mirarme.

-          ¿Escapar? Porque no quiero estar aquí, es obvio –respondí sin sentarme enfrente, no quería cruzar mi mirada con la suya.

-          Yo te he dado todo Misaki, todo…¿qué serías sin mí? –sonaba dolido, pero a la vez enfadado.

-          ¡Nada! No sería nada, ¿eso es lo que querías oír? ¡Déjame en Japón! Tirado como un sucio bicho, seré una mierda vagando por las calles de la ciudad pero por lo menos seré libre –empecé a llorar, estaba dispuesto  a pagar ese precio aunque me doliese.

-          ¡Pero yo te amo! Y tú también me amas Misaki, ¿esos dos años fueron mentira? Todos los besos, las caricias, tus sonrisas tan inocentes ¿TODO FUE MENTIRA? –levantó la voz pegando un golpe en el sofá, hundiendo su puño.

-          Sabes que no, pero… pero…. Me engañaste, ¡eres un v-vampiro! Me lo ocultaste, ¿calentar tus manos con mi calor? ¡Palabras baratas! Sabías que no era posible –comencé a gritar al igual que él, pero estaba llorando. Me daba rabia no poder evitarlo.

-          ¿Te piensas que yo elegí ser vampiro? ¿te piensas que estoy cómodo siéndolo? Un vampiro normal te tendría como un esclavo, como un objeto sexual drenándote cada noche la sangre en cambio yo…solo quiero una relación, y la quiero contigo –se paró poniéndose frente a mío. Sus ojos lilas estaban relucientes, como si brillaran y sus colmillos fuera…estaba enfadado.

-          ¿Y qué? ¿Cuántos años? Me piensas arrebatar la vida, hasta que cumpla setenta años y sea un viejo, tú estarás igual de atractivo. Me abandonarás, y habré desperdiciado mi vida mientras que tú te irás a buscar a otro joven ¡Déjame vivir!

-          ¡PARA UN VAMPIRO ESO ES LO DE MENOS! Me da igual que envejezcas, ¿te crees que no lo sé? Misaki, eres muy pequeño aun para pensar en eso. Por favor quiéreme.

De repente, se oyó ruido…mucho ruido afuera ¿quién sería? Todos gritaba “Usami” diría que eran dos o tres personas, abrí los ojos un poco sorprendido. Mis lágrimas habían parado y Usami se erizó.

-          Espera aquí.

-          No, quiero ir contigo.

-          No.

-          ¿No querías que fueramos una relación? Empecemos por confiar el uno en el otro –dije serio.

-          Joder…está bien, pero no te separes de mi lado.

Abrío una de las largas ventanas, y lo vimos…había un barco encallado en la playa. De él salían tres personas, una rubia con el pelo largo y un poco ondulado. Vestía una chaqueta blanca y una falda que no le llegaba a la rodilla complementándolos con unos tacones. Se le hacía difícil caminar por la arena, ya que se iba tambaleando.

El otro llevaba gafas, de esas que llevaban los jóvenes de mi edad para hacerse los modernos. Llevaba una cresta cortita, su tono de piel era moreno e iba sin camiseta solo con unos bermudas de color amarillo y unas chanclas.

Y él último era castaño, con un flequillo como el mío pero su cuerpo estaba mucho más trabajado. Se notaba que era el más alto de los tres y venía de trae negro.

-          Te hemos estado buscando mucho tiempo, ¿sabes? –preguntó la rubia riéndose- Oh pero si es un humano…¿nos lo comemos? 

Nueva escritora: ¡Mizanami!

sábado, 7 de septiembre de 2013

-El motor de mi vida es la lectura y mi mundo.
-Nunca perdonaría a alguien que me hace daño.
- Y sin embargo perdono a esa persona ,porque soy así.
-Tu casa se incendia .Tienes que huir.Tienes 3 segundos para salvar la super nintendo , los mangas y mis juegos.
- De la situación más dura de mi vida aprendí que la gente puede ser muy mala.
- Me vuelve loca que me muerdan en la oreja.
- Leer es para mí, mi vida, un lugar donde poder escapar y hundirme en mi mundo.
- Cuando escribo siento que mis sentimientos quieren ser plasmados sobre el papel y que necesito escribir para sentirme bien.
-Sin sentido del humor no hubiera podido hacer amigos.
- Defínete en tres palabras : Soñadora,débil y feliz.

Su twitter:  https://twitter.com/Mizanami

Nueva escritora: ¡Yako!

¡Nueva escritora! Como estáis viendo, la gente se va uniendo poco a poco al blog, haciendolo crecer y llenarlo de contenido. ¡Muchas gracias a todos! 

Acaba la frase:
El motor de mi vida es…  pensar. Me paso la mayor parte del día pensando en cualquier cosa. Desde pensamientos sobre algo que esté ocurriendo en ese mismo momento, hasta quien sabe dónde. Soy propensa a pensar en hechos pasados no muy buenos, pero es lo que tiene ponerse a pensar, que no siempre acabas teniendo pensamientos bonitos.

Nunca perdonaría… una traición. Tolero todo menos ello. Desde una amistad poco duradera, hasta una de hace bastantes años.

Y sin embargo… sigo adelante. Me trago el dolor y continúo el camino de mi vida.

Tu casa se incendia. Tienes que huir. Tienes 3 segundos para salvar… lo que pille. No tengo objetos de valor, tanto en dinero como personal, pero si cosas que les tengo aprecio. Pero son tantas que cuando decidiera cogerlas, no podría con todas. Además que lo que de verdad tiene un gran valor está en tu interior, y eso jamás se va a perder.

De la situación más dura de mi vida aprendí... a no confiar en nadie, a ser madura, aprender el significado del dolor y a afrontar los peligros/temores que se interpongan en mi vida.

Me vuelve loca… no poder expresar con exactitud lo que pienso y siento. Siempre siento que paso por alto algún detalle crucial.

Leer es para mí… uno de los mayores placeres de la vida; algo muy gratificante. Hay libro que te enseñan valores, de los cuales aprendes experiencias; otros simplemente de aventura; y millones, pero sea el género que sea, leer un buen libro, siempre te ayuda a relajarte, y a veces a evadir la realidad por un rato.

Cuando escribo siento… liberación. Es, junto con la lectura, uno de los mayores placeres de la vida. Ya sea un relato, historia, novela, que se quedará en tu imaginación y en el lugar que lo hayas escrito; y/o en las mentes y corazones de los lectores, dado el caso de que escribas para publicar. Sea lo que sea, sientes tu imaginación volar. Sentir lo que sienten tus personajes, vivir las situaciones/escenas como si estuvieran pasando de verdad.

Sin sentido del humor no hubiera podido… sonreír. Habría vivido siempre en la tristeza y el dolor, y no podría a ver seguido avanzando.

Defínete en tres palabras: imaginativa, alegre y callada.

Recuperando la inocencia "Confianza" (CAPÍTULO 6)

Por la mañana al despertarme, veo la luz del sol penetrando por la ventana de mi habitación. Hoy va a ser un buen día seguramente. Después de ir al baño y de vestirme me dirijo hacia la cocina. Veo a Tommy sentado en la mesa con un periódico entre las manos. 

Está buscando trabajo. Siempre tiene trabajos temporales y se saca un dinero extra de los clientes por la noche. Es lo que desearía hacer yo al cumplir la mayoría de edad. Él tiene 20 años recién cumplidos así que no tiene ningún problema para trabajar.

- Buenos días - digo yo acercándome a la mesa.

- ¡Hola! – dice Tommy dejando a un lado el periódico y mirándome seriamente. 

Yo mientras tanto intento ver qué puedo desayunar. Estoy seguro de que Marc se quedó toda la noche con el señor Kazuyoshi y no me dejó preparado nada.

- Si estás buscando comida, aquí tienes lo que te ha preparado Marc esta mañana antes de ir al gimnasio.

Me enseña un plato que hay sobre la mesa junto a un vaso con zumo de naranja. Así que al final le dio tiempo de pasar por casa y prepararme el desayuno. Me coloco en la mesa para empezar a comer. Tommy no deja de seguirme con la mirada.

- ¿Sabes, Alex? – me dice Tommy de repente - yo entiendo que te gusta jugar el papel del “niño obstinado” con Marc. Y ya se lo he dicho a Marc muchas veces, que es culpa suya por mimarte tanto. Pero, te juro que si vuelves a hacer lo que le has hecho ayer y anoche, te tendrás que ver conmigo. ¿Cómo se te ocurre salir de casa sin anunciar a donde vas? Tu sabes muy bien como Marc se preocupa por ti ¿Te has parado a pensar alguna vez que mal lo pasa buscándote por todos los sitios de esta ciudad? ¿Sabes que mal me siento cuando veo que sufre y te busca desesperado pensando en las peores cosas que te podría pasar? ¿Qué cosa tan malditamente importante tenías que hacer como para no contestar por lo menos a uno de sus mensajes? Ayer no estuvo a su entrenamiento por culpa tuya: por estar buscándote desesperadamente a todos los lugares que le pasaba por la mente. El entrenador que tiene le ha propuesto obtener un puesto de entrenador personal en un centro que acaba de abrir un amigo suyo. Ayer tenía que hacer unas pruebas. El dueño del centro venía a ver a Marc, enseñando a un grupo de novatos para ver si lo contratan o no. Y Marc estaba realmente ilusionado con la idea…

Yo quiero interrumpirle para decir que no tenía ni idea sobre eso. Marc no me lo había contado pero Tommy continúa:

- Deja que termine, Alex - dice seriamente levantando un dedo hacía mi - Anoche hiciste lo mismo. Le has dejado solo con el cliente y te fuiste sin decir nada. Estaba muy preocupado porqué no contestabas al teléfono. Me llamó a mi para saber si he llegado a casa y para decirle si estás aquí o no. Estaba tan desesperado que apenas podía hablar. Maldita sea: ¿Cómo puedes ser tan cruel con él? Por la mañana cuando llegué le vi muy cansado. Nunca había visto así a Marc. Y aun así él va y te prepara el desayuno. Te molestas cuando te dicen que eres un niño ¿verdad, Alex? Pues si quieres que no te lo digan, no actúes como tal.

Yo bajo la mirada avergonzado. Tommy tiene razón. Le estoy causando a Marc muchos problemas. Sé que se preocupa demasiado por mí, pero no tenía ni idea de que con mi obstinado comportamiento le he hecho tanto daño.

- Lo siento, Tommy. Yo no…

- No me lo digas a mí, Alex - interrumpe Tommy - A mí no es a quién debes pedir disculpas. Mejor diselo a él. Toma - me enseña un sobre blanco que había sobre la mesa - esto lo ha dejado Marc. Es el dinero del cliente de anoche. Me tengo que marchar. Tengo una cita para un trabajo dentro de una hora, y con el tráfico que hay ahora por la mañana no quiero tardar - mira su reloj y se levanta de la silla. – Bueno Alex, espero que haya quedado bien claro lo que hemos hablado. – Yo asiento con la cabeza - Hasta luego - me dice y se va.

No sé qué hacer. Quiero pedirle disculpas a Marc ahora mismo. Así que voy a mi habitación y me cambio. Sé dónde está el gimnasio donde suele entrenar. Aunque nunca he llegado a entrar. Quiero ir hasta allí a pedirle disculpas por mi comportamiento, y luego le invitaré a comer. Salgo de casa y camino 5 minutos hasta dar con ese edificio. Entro y en la recepción una chica rubia me pregunta si tengo alguna cita.

- No... - contesto yo - Es que, en realidad, tengo que hablar con un amigo mío. Se llama Marc.

- Oh Marc – dice ella con unos ojos muy abiertos, como si ahora captará toda mi atención - No te preocupes, ahora mismo te llevaré hasta él - salta de la silla como si fuera un verdadero asunto muy importante. - Kelly - dice ella dirigiéndose hacia una chica morena en una oficina detrás. – Tengo que hacer una cosa. Quedate un rato. - la otra chica asiente sin hacerle mucho caso mirando los documentos que lleva sobre la mesa. 

La rubia sigue delante y se dirige a un ascensor. Entramos en el ascensor y ella me sonríe:

- ¿Hace mucho que conoces a Marc? ¿Sois buenos amigos? – me pregunta divertida.

- Si. Hace un año más o menos. Somos muy buenos amigos - mientras yo hablo ella se mira a si misma en el espejo del ascensor arreglándose el pelo.

- ¿Y sabes si tiene novia? - pregunta ella muy entusiasmada.

- No. Creo que no. – contesto yo. 

¿Cómo le voy a decir que está enamorado de un cliente y que se trata de un amor no correspondido?

- ¿No qué? ¿Qué no sabes? O ¿Qué no tiene? - pregunta ella más atenta ahora dejando de mirar en el espejo.

- No tiene novia. – digo yo en voz baja 

¿Qué le iba a decir? Era lo único que se me ocurrió decir. Ella casi salta de alegría cuando el ascensor se abre.

- Ven - me guía entusiasmada por un pasillo largo y luego se detiene delante de una puerta grande de color blanco. 
Entramos los dos y ella me hace una señal con la mano de que me quede en silencio y que la siga. En el centro de la sala hay un grupo de jóvenes vestidos con la típica vestimenta blanca de luchadores de artes marciales. Creo que son de la misma edad que yo. Un hombre de 50 años, el entrenador de Marc imagino, les está explicando algo y todos están muy atentos a los movimientos del hombre. Al lado del hombre veo a Marc, que se quedó mirándome desde que hemos entrado en la sala. 

La rubia se sienta en una silla y me da a mi otra para sentarme al lado de una pared. Observo como el entrenador gira hacía Marc y le da más indicaciones. Marc asienta con la cabeza como señal de que ha entendido su explicación y mientras los jóvenes hacen sus ejercicios Marc les corrige. Parece que el entrenador está muy satisfecho de las explicaciones que Marc da a cada uno de los alumnos. 

Los ejercicios de movimientos terminan y todos se quedan al margen dejando al centro únicamente a Marc y al entrenador que empiezan a luchar de verdad. Yo me quedo alucinado. Marc tiene una precisión en sus movimientos y está tan seguro de sí mismo que parece un luchador profesional. Su cuerpo parece moverse a un bello ritmo. Sus movimientos tienen cierta gracia y elegancia que no sé cómo describir. No parece una lucha de verdad. Parece arte. Me deja impresionado. Es fantástico. Nunca había visto este lado suyo.

- Por Dios... ¡¡¡Es tan guapo!!! - a mi lado la rubia parece tan fascinada y entusiasmada que no para de quedarse quieta en la silla. – ¿Sabes? – dice sin dejar de mirar a Marc - yo haría lo que fuera por tener a un hombre como él – muestra con la cabeza hacia Marc.

Ahora que lo pienso, Marc me había dicho que es bisexual. Prefiere los hombres pero también ha tenido relaciones con mujeres en el pasado. De hecho incluso tiene clientas de vez en cuando. Quizás si deja de amar al japonés podría encontrar a alguien que lo aprecie de verdad. 

Parece que la lección ha terminado ya que todos se vuelven hacía una habitación donde sobre un tablero arriba de la puerta escribe “vestuarios”. Marc se queda un momento para hablar con el entrenador, mientras que la rubia ya se dirige hacía ellos muy decidida. Casi no deja al entrenador que termine de hablar con Marc porque ella coge el brazo de Marc:

- Marc, has estado increíble - dice en voz alta interrumpiendo la conversación de los dos - No me puedo creer lo rápido que has llegado a ser todo un profesional.

El entrenador le dirige a la rubia una mirada fría. Luego se despide de Marc y se dirige hacia los vestuarios. Marc ni le hace caso a la chica. Viene hacia mi. La rubia aun está colgada de su brazo mientras que le explica a Marc que maravilloso es poder verle en las clases.

- ¡Hola! - dice sonriendo Marc.

- Hola Marc. Si quieres, te espero para que te prepares. Quería hablar contigo si no tienes planes después. - digo yo en voz baja. La rubia para de hablar y nos mira.

- Vale - asiente Marc - iré a tomar una ducha y a vestirme. Quedate aquí. Salgo en unos minutos. Janet - se dirige a la rubia - tengo un poco de prisa, si no te importa... - le hace una señal como para que deje su brazo.

- Ahh... yo pensaba que a lo mejor me acompañas para comer hoy - dice Janet con una falsa mirada de perrito abandonado.

- No Janet, ya te dije que no puedo - Marc intenta deshacerse del agarre de la chica.

- ¿Quizás otro día? – insiste Janet preguntando.

- Ya veremos - contesta Marc seriamente. 

Para mi, según su actitud, eso ha sido un "No". Pero la chica le deja marcharse dando saltitos de alegría como si hubiese ganado una batalla. Me dirige un “Adiós” y sale corriendo de la sala. 

Al cabo de 10 minutos, Marc sale de los vestuarios. Su pelo está aún mojado, pero le queda de maravilla. Parece como si lo hubiese hecho a propósito. Es muy sexy con el pelo así. Lleva una camiseta muy estrecha y se le puede notar los pectorales y el abdomen tan bien trabajados.

- Estoy listo - dice al entrar - ¿Dónde quieres ir? – pregunta.

- No lo sé... - contesto subiendo los hombros - cualquier lugar para comer.

- Entonces, ven. Hay un restaurante aquí cerca donde preparan buena comida y tienen postres que pintan muy bien. – sonríe. 

Al ver su sonrisa, me doy cuenta de que no está enojado conmigo. Aunque, eso no quiere decir que no le pediré disculpas por mi comportamiento. Al llegar al restaurante la camarera se ruboriza al verle hablar con ella diciéndole que queremos mesa para dos. 

¡¡Vaya!! Las chicas están locas por él. La camarera nos guía a una mesa cerca del mural de cristal que da a la calle. Nos sentamos y pedimos la comida. La camarera ni me mira cuando le hablo. Únicamente tiene ojos para Marc.

- Dime Alex, ¿Qué pasa contigo hoy? Me invitas a comer y hasta has venido al gimnasio. Es todo una novedad. - dice divertido echando su cuerpo atrás y cruzando sus brazos.

- Yo… He pensado que… - no sé cómo empezar - Marc, yo quería disculparme por lo de ayer. Tommy me contó que lo has pasado muy mal preocupándote por mí. He sido un tonto por no contestar al teléfono. Lo siento mucho, Marc. No volveré a hacer una cosa así.

- Así que... te estas disculpando porqué Tommy te ha echado la bronca – continua divertido Marc.

- No. No. No es así - digo yo intrigado - Tommy tiene razón. No he hecho bien las cosas - cierro los ojos y continuo - Marc, eres mi mejor amigo. De hecho mi único verdadero amigo. No quiero perderte. De verdad no quiero que te enfades conmigo. Sé que a veces soy un obstinado y un cabezota. Nunca pienso por los demás. Soy egoísta. No sé cómo me soportas, pero te tengo que dar las gracias por haberlo hecho hasta ahora. Yo solo quiero… deseo... no perderte... - Marc se queda mirándome por unos minutos. Lleva la misma mirada de compasión de siempre.

- Nunca podría estar enfadado contigo, Alex. – dice Marc con voz calma - Si me preocupo es porqué… - para de hablar por unos instantes. Apoya sus manos sobre la mesa y con su mano derecha toca mi mano acariciándola suavemente de forma circular. Su mano es tan grande y tan fuerte a diferencia de la mía – Creo que algo ha fallado en nuestra amistad, Alex... es decir, yo he fallado de algún modo… ya que siento que no confías en mi lo suficiente, y no sé cómo hacer que lo hagas. – Veo que sus ojos brillan. 

¿Está a punto de llorar? ¡¡Vaya!! ¿Tanto dolor le he causado?

- Claro que confío en ti, Marc. Eres la única persona del mundo en la que confío… – niego yo con vehemencia su afirmación.

- No, Alex. No lo haces - dice Marc retirando la mano - Lo único que me importa es que tu estés feliz y que estés bien. No quiero que sufras más, Alex. Aunque nunca me quieras mencionar algo de tu familia o de tu pasado, sé que hubo alguien quién te hizo daño y estoy seguro que eso tiene que ver con una cosa sexual también. Yo quiero con todas mis fuerzas ayudarte a superar lo de tu pasado. Y no me digas que está superado. Ya sabemos los dos muy bien que últimamente tienes muchas más pesadillas. Nunca me quieres contar sobre ello. Tampoco quieres ir a un profesional. Y encima de todo quieres conseguir tus propios clientes. Es decir, ir por ahy a encontrar cualquier loco pervertido para que te haga sufrir aún más. ¿Te has parado a pensar qué si encuentras a alguien que te hace el mismo daño que te hicieron en de el pasado? ¿Qué ocurriría entonces Alex? Yo sufro cada vez que te veo llorando entre mis brazos y creéme que nunca en mi vida he sentido tanta impotencia. Me es difícil ver que no confías suficientemente en mí como para darme alguna pista, algún indicio de lo que te pudo haber ocurrido y que sobretodo no me haces caso cuando te propongo lo de dejar este trabajo. No trato de presionarte, Alex, y sabes que nunca lo he hecho. Sé que esto es más difícil de lo que parece, pero yo quiero ayudarte a superarlo. Y notaré que lo hago de verdad si tu aceptas mi ayuda, es decir que tú confíes más en mí.

La camarera entra con los platos de la comida que habíamos pedido. Los coloca sobre la mesa mirando todo el tiempo hacia Marc, y después de preguntar si queremos alguna cosa más, se marcha. Empezamos a comer en silencio. Ninguno de los dos añade ninguna palabra más. Yo considero que ya terminé de comer. Me quedo mirando hacía el cristal observando el tráfico de la calle.

- Gracias por ser mi amigo, Marc - digo rompiendo el silencio. - Y gracias por tu voluntad de intentar ayudarme. Yo… No es fácil. No puedo acordarme de mi pasado. No quiero hacerlo, Marc. Es algo de lo que me quiero alejar. Quiero olvidarlo. No puedo, Marc. Esas cosas son… Él es... - mis respiraciones se hacen cada vez más difíciles, siento que de repente hace calor, demasiado calor, el aire alrededor no es suficiente para respirar. Marc se levanta rápidamente de la silla. Me coge entre sus brazos:

- Alex, ¿estás bien? – Yo no puedo respirar. Siento que me ahogo. Es un calor asfixiante. - Vale ya, Alex. No pienses más. Déjalo. Te dije que no te presiono. Déjalo estar. Mirame - dice subiendo mi barbilla. - Intenta inspirar y expirar. Sigue el mismo ritmo que yo. – Marc trata de concentrar toda mi atención en solo una cosa: inspirar y expirar. 

Yo lo hago al mismo tiempo que él. Nos quedamos así unos instantes. Ahora noto que ese calor desaparece. El aire que respiro es más limpio y refrescante. Noto como mis pulmones se llenan de ese aire fresco y al mismo tiempo los brazos de Marc me tranquilizan. Me siento como protegido por esos brazos fuertes y lágrimas cálidas siento como resbalan en mis mejillas.

- Shhh... Alex, lo siento. De verdad no quería presionarte. Está bien si no me cuentas nada. Por favor no llores. Me partes el corazón cuando lo haces.

Me acaricia la espalda con sus brazos. Yo no puedo parar de llorar. Esto es embarazoso: estamos en un restaurante y yo aquí llorando en brazos de un hombre. Debe de ser un espectáculo para los que nos miran. Noto que la chica está al lado de nuestra mesa y Marc le dice algo. No puedo darme cuenta de qué hablan. Dentro de unos minutos la chica vuelve:

- Ya está. - le dice a Marc en voz baja.

- Alex, hay un taxi que nos espera en la calle. Iremos a casa. ¿puedes levantarte? 

Yo asiento con la cabeza y me levando. Marc tira de mi hacía la salida del restaurante. Entramos en el taxi. Y allí hundo la cabeza entre sus hombros. Mis lágrimas siguen sin parar. Marc me abraza fuerte y yo sigo llorando hasta quedarme dormido.

Los derechos de la obra pertenecen exclusivamente a Anna M.
 
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